El Papa Francisco volvió a hablar sobre la temática de la familia, destacando ahora la importancia de la figura del padre. ''Padre es una palabra universal, conocida por todos. Indica una relación fundamental cuya realidad es tan antigua como la historia del hombre. Sin embargo, en nuestros días, se ha llegado a hablar de una sociedad sin padres. En otros términos, en particular en la cultura occidental, la figura del padre, simbólicamente, estaría ausente, como desvanecida'', observó durante la catequesis de la audiencia general del miércoles, 28 de enero.
Para Francisco, en un primer momento este dato se percibió como una liberación del padre-patrón, del padre como representante de la ley que se impone desde fuera, del padre como censor de la felicidad de los hijos y como obstáculo a la emancipación y autonomía de los jóvenes. En efecto en el pasado en algunas casas reinaba el autoritarismo, en algunos casos incluso la vejación: padres que trataban a sus hijos como si fueran sus siervos, sin respetar las exigencias personales de su crecimiento; padres que no les ayudaban a emprender su camino con libertad, a asumir sus responsabilidades para construir su futuro y el de la sociedad.
Sin embargo, "como sucede a menudo, hemos pasado de un extremo a otro”, dijo el Papa. El problema actual ya no sería tanto la presencia invasora de los padres, sino su ausencia...”Los padres están tan concentrados a veces sobre sí mismos, sobre su trabajo y su realización individual que se olvidan hasta de la familia. Y dejan solos a los niños y a los jóvenes....Ahora, en este camino común de reflexión sobre la familia quisiera decir a todas las comunidades cristianas que tenemos que estar más atentos: la ausencia de la figura paterna en la vida de los pequeños y los jóvenes causa lagunas y heridas que pueden llegar a ser muy graves. Y, efectivamente, las desviaciones de los niños y los adolescentes pueden, en buena parte, reconducirse a esta ausencia, a la carencia de ejemplos y guias en la vida de todos los días, a la falta de cercanía, a la falta de amor de sus padres''.
Francisco señaló todavía el "sentimiento de orfandad” que viven hoy muchos jóvenes y que es más profundo de lo que pensamos. Se sienten huérfanos en la familia porque a menudo los papás están ausentes, incluso físicamente, de casa, pero sobre todo porque cuando están en ella no se portan como padres, no hablan con sus hijos... no les dan con su ejemplo acompañado por sus palabras, esos principios, esos valores, esas normas de vida que necesitan tanto como el pan... El Papa lamentó que algunas veces parece que los padres no sepan muy bien cual es su sitio en la familia y cómo educar a sus hijos. "Y, entonces, ante la duda, se abstienen, se retiran y descuidan su responsabilidad, refugiándose a veces en una improbable relación ''de igual a igual con sus hijos''.
Pero también la comunidad civil, con sus instituciones tiene una cierta responsabilidad con los jóvenes, afirma Francisco, una responsabilidad que a veces descuida o ejerce mal, dejándolos también huérfanos sin proponerles una perspectiva verdadera. "Así, los jóvenes se convierten en huérfanos de caminos seguros que recorrer”.
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