lunes, 18 de enero de 2010

NOS ESCRIBEN


LIQUIDACIÓN O REFORMA DEL PARLAMENTO

Por Juan Carlos Eguren

Congresista de la República


Hace buen tiempo que se vienen produciendo duras críticas al Congreso de la República, pero significativamente estos últimos meses, desde diferentes sectores de la sociedad, estas se han incrementado respecto no sólo al desempeño institucional sino, fundamentalmente al comportamiento particular de los congresistas.


Ello, a nuestra consideración, es comprensible, pues nuestro pueblo quiere mayor atención a sus demandas, mayor efectividad y sobre todo mayor calidad moral y cultural de sus autoridades, algo que el Congreso de nuestros días no está dando a la comunidad, por lo menos no a la altura de las expectativas de los ciudadanos que quieren ver un Parlamento cualitativamente superior. Sin embargo, algo que resulta incomprensible, o por lo menos difícil de entender, es la actitud asumida por el Gobierno Nacional, y particularmente por el APRA y el Presidente Alan García, quien con entusiasmo demoledor y digno de mejor causa se ha dedicado no solo a sumarse al coro de críticas, que con mayor o menor razón se hace a nuestro Congreso de la República, sino que se ha sumado a la campaña desprestigio de la institución parlamentaria, agregándole a ello, unas propuestas poco seria de reforma del Congreso, sustentada en la renovación parcial y/o total de sus integrantes.


Decimos que la propuesta presidencial resulta poco seria, pues, no obstante la renovación parcial del Parlamento es un instrumento de control de la sociedad para con sus representantes congresales, la propuesta realizada nos parece fruto de la improvisación o de alguna velada intención de concentrar la atención pública en este Poder del estado alejándola de otras instancias como el propio Poder Ejecutivo que no ha sido capaz de llevar adelante una reforma integral del Estado.


La poca seriedad en abordar un tema de trascendental importancia como la reforma del parlamento se manifiesta en las marchas y contramarchas con las que se expone la propuesta , denotando una falta de visión clara de los cambios que requiere la institución parlamentaria para mejorar la calidad de sus miembros y la calidad de la producción institucional. Así tenemos que, a partir del 28 de julio del año 2008 el Presidente de la República ha planteado tres formas de renovación parlamentaria, en su discurso ante el parlamento planteó la renovación por mitades, es decir a mitad de período congresal (cinco años) debía convocarse a elecciones para cambiar la mitad de sus miembros, luego nos planteó la renovación por tercios y, recientemente, el 07 de enero del presente año, la renovación total del parlamento a los dos años y medio de la


gestión congresal.


Es decir, el Presidente no sabe como quiere renovar al Congreso, lo único que pretende es, sumado a las corrientes críticas de la institución parlamentaria, intervenir como “protagonista” de una reforma que supuestamente va a acercar el Congreso al pueblo , a través de un proceso de renovación que tendrá por finalidad “sacar no a los malos congresistas sino a todos los Congresistas” cada dos años y medio.


Esa visión del señor García nos parece totalmente errada y alejada de una concepción adecuada sobre reforma del Poder Legislativo, en lo que a la calidad de sus integrantes se refiere. A nuestro juicio, la solución para mejorar la calidad de los parlamentarios, no pasa por sacar a todos los congresistas supuestamente malos, ello implicaría poner la carreta delante de los caballos.


No se trata de ver como saco a los malos congresistas sino como hacer para que entren buenos ciudadanos al Congreso de la República. Esto es, de manera inversa a lo propuesto por el Presidente, de lo que se trata es de controlar y minimizar el riesgo de que ingresen al Congreso personas de baja calidad moral, intelectual, con trabajos desconocidos y con fuentes de ingresos dudosas, entre otros aspectos, estableciendo para ello transparencia en la hoja de vida de los postulantes y requisitos legales apropiados. En otras palabras la solución pasa, primero, por tener un diagnóstico correcto y claro del problema, lo cual parece no haber en el Ejecutivo. Asimismo, no sólo deben establecerse mas exigentes requisitos legales para la postulación al cargo de Congresista, sino que además deben realizarse otras acciones desde el Estado, tales como fortalecer a los partidos políticos y su responsabilidad en la formación de cuadros y en ser filtros y garantía de los candidatos que ofrezcan al electorado.


Asimismo, debe promoverse la atracción de ciudadanos de éxito hacia la función congresal, para que estos sean el ejemplo que la sociedad necesita estimular mejores conductas y prácticas ciudadanas. De otro lado, es necesario, también, la revisión de erradas ideas y criterios mezquinos en materia de las retribuciones por el trabajo Congresal, si se quiere que este sea de calidad, y ello es válido para todo el sector público, no se puede pretender que los mejores ciudadanos, honestos, con apropiadas calidades intelectuales, profesionales y culturales, aspiren a ingresar al Congreso de la República, en medio de cuestionamientos a gastos en la función de representación y a los niveles remunerativos congresales.


En concreto, en lugar de hacerse comparsa de criticas de ciertos sectores de la sociedad, el Presidente debería empeñarse en ilustrar al pueblo, explicándole cual es la función del Parlamento y como es que ese Poder del Estado debe mejorar pero de a verdad, la propuesta de sólo “sacar a los malos parlamentarios”, conducirá a nuestra sociedad a la inestabilidad de la institucionalidad, particularmente del Congreso, a estimular los apetitos politiqueros y con ello los conflictos sociopolíticos por el afán de llegar a la curul propia. En el Perú, creemos, no podemos darnos el lujo de debilitar las instituciones democráticas, ello es hacerle el juego al antisistema, hay que fortalecer la democracia, fortaleciendo las instituciones como el Congreso de la República. En suma la solución al “divorcio” entre sociedad y parlamento no pasa por cambiar “mocos por babas” se trata de mejorar la calidad de las personas que deben asumir la condición de padres de la patria y dirigir los destinos de nuestra patria.

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