lunes, 22 de junio de 2009

Sácate primero la viga del ojo



Evangelio de hoy - Mateo 7, 1-5

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No juzguen, y no serán juzgados; porque así como juzguen los juzgarán y con la medida que midan los medirán.
¿Por qué miras la paja en el ojo de tu hermano y no te das cuenta de la viga que tienes en el tuyo? ¿Con qué cara le dices a tu hermano ' Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo', cuando tú llevas una viga en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga que tienes en el ojo, y luego podrás ver bien para sacarle a tu hermano la paja que lleva en el suyo".


Reflexión I

Con este ejemplo, Jesús nos enseña cómo se ha de hacer y en qué consiste la "corrección fraterna". La primera cosa que debemos entender es que nosotros estamos llenos de defectos, muchas veces más grandes que los de nuestros propios hermanos (tenemos una viga en el ojo). Esto nos ha de hacer humildes y no juzgar a los demás por sus debilidades e imperfecciones (cualesquiera que éstas sean) pensando que nosotros somos mejores.

Sin embargo, esto no quiere decir que no los podamos ayudar, o que primero debemos resolver nuestros propios problemas antes de poder empezar a ayudar a nuestros hermanos; significa, que la ayuda ha de ser hecha, primero, sabiendo que no podemos ver bien (es decir que nuestro juicio puede estar viciado por nuestro propio pecado); y, segundo, que la ayuda debe ser hecha con mucha caridad (pensemos en lo delicado que debemos de ser para ayudar a una persona a sacar una basurita del ojo, una de las partes más sensibles y delicadas de nuestro cuerpo).

Estos son los dos elementos que debemos de tener en cuenta cuando verdaderamente queremos ayudar a nuestros hermanos a ser mejores, a superar sus imperfecciones, sus faltas. Para resolver nuestros problemas y superar nuestras debilidades necesitamos de la ayuda de los demás, sin embargo esta ha de ser dada con mucha caridad, prudencia, paciencia y delicadeza, pues en esto nos reconocerán verdaderamente como HERMANOS.

Reflexión II - Las vigas y astillas en nuestra visión espiritual

¡Yo acostumbraba leer el pasaje del Evangelio de hoy y pensar, "Bien, vaya pues por tratar de ayudar a los demás a sacarse las astillas de su visión espiritual, porque tan pronto como yo quiero hacer eso, crece una viga mas grande en la mía"!

Sin embargo eso no es lo que quiso decir Jesús. El nunca dijo que no debemos ayudar a los demás a limpiar sus vidas. Mira bien las palabras que encabezan su historia sobre el ojo. No debemos de juzgar a nadie. Podemos y debemos juzgar las ACCIONES de las personas, y cuando vemos que pecan, debemos tratar de ayudarlos a entender la razón por la cual están equivocados y que es lo que pueden hacer al respecto.

Queremos tanto a esa persona que no queremos ver que se vayan golpeando por la vida con la visión borrosa, lastimándose a sí mismos y a los demás.
Nuestra visión se llena de vigas cuando juzgamos sus MOTIVOS.
La viga que nos ciega es la idea de que podemos ver realmente en sus corazones. Claro tenemos claves, pero sólo son pruebas circunstanciales. Somos los que pecamos más cuando tomamos las claves y corremos -- realmente saltamos -- a conclusiones que no son las correctas. Y como no somos Dios, siempre estamos incorrectos hasta cierto punto.

Si confiamos en nuestros juicios, estamos tratando de ser Dios. Ay, ahora el pecado es la idolatría, PERO no debemos juzgarnos ni condenarnos a nosotros tampoco. ¿Cuales fueron nuestros motivos? ¿Fue nuestra intención jugar a ser Dios? Quizás una oscura, y pequeña parte de nosotros quiso, pero nuestro motivo principal fue el de ayudar. Necesitamos arrepentirnos de nuestra ceguera pero apreciar y aumentar la bondad en nuestros motivos.

¿Cuáles son las astillas que nos gustaría quitarles de los ojos a las demás personas? Es como tener una pestaña en nuestro ojo. No la puedes ver, pero sabes que está allí. Como irrita. Y si fallas en sacarla, le pides a un amigo que mire y vea si tu ojo está bien. Los pecados astillosos de las personas bien que les irritan a ellos mismos también, y es por eso que si aprecian nuestra ayuda -- si es compasiva, humilde y sin juzgarlos.

Toma una rebanada de pan y embárrala con crema de cacahuete. Después déjala caer, con el lado de la crema de cacahuete hacia abajo, en una pila de hojas secas. ¿Qué se le pega? Así es como se mira el pecado. Ahora limpia la basura. Así es como es el arrepentimiento, es complicado. Primero sacamos las ramitas (vigas), porque son más fáciles por lo grande que son. Pero hay muchas más astillitas que quitar. Toma mucho tiempo, mucho esfuerzo, paciencia, y persistencia para limpiarlo completamente. ¡Y requiere buena visión!

Una razón por la que Dios nos puso en la vida es para que podemos ayudarnos los unos a los otros a ver y a quitamos las astillas. Sin embargo, para ser útiles en vez de pecadores, nunca debemos asumir que entendemos los motivos de las demás personas. ¡Las personas que vemos pecando pueden muy bien estar tan frustradas con sus astillas como lo estamos nosotros! Ellos apreciarán nuestra ayuda, pero sólo cuando (1) ellos ya están tan frustrados que QUIEREN nuestra ayuda, y (2) nosotros nos acercamos a ellos sin una viga en nuestros ojos que les golpee en la cabeza.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.

No hay comentarios:

Seguidores Sin Límite