viernes, 30 de septiembre de 2011

FELIZ DIA DEL PERIODISTA


Hoy es un día especial para aquellos hombres y mujeres que se desviven para que tu te informes todas las mañanas. A aquel que cree ingenuamente que la verdad y la objetividad existen y que en el fondo el Perú se puede arreglar.
A aquel que tiene que soportar los más bajos insultos – amarillo, corrupto, coimero, chupamedias, prostituta – y amenazas por escarbar en la basura moral de nuestra cultura política…
Aquel que se rige por la ética y busca informar desinteresadamente a alguien que no conoce. Un saludo a aquel que se levanta en las mañanas para intoxicarse con los discursos presidenciales mañaneros en Palacio de Gobierno.
Un saludo a los practicantes de Panamericana Televisión, que nunca sabrán lo que es un cheque de pago por servicios prestados. Un saludo a todos los explotadores periodísticos, como Genaro Delgado Parker, Jhon Bazán, Orlando Izquierdo, entre otros.
Un saludo a los rechongueros gráficos, que deben llevar un curso de gimnasia artística para poder doblarse y tomar la foto perfecta entre 50 personas que intentan hacer lo mismo. Otro más para los populares services que fabrican notas para los diarios chicha y losHomeros del corazón, que crean cartas de problemas de amor para ser respondidas por ellos mismos.
Uno muy especial a aquellos periodistas que se dedican a la investigación. Esos tienen el alma de Sherlock Holmes.
Un saludo a los profesores que intentan desanimar a los estudiantes ilusos que piensan que con lo que se aprende en la universidad uno llegará a ser editor de ‘El Comercio’.
Un beso a las bellas reporteras que utilizan sus atributos físicos para sacar la exclusiva.
En verdad, nos alegran el día. Yo no he disfrutado de las móviles, pero aquellos que si deben estar pasándola de lo lindo. Pobre mortal que aún usa el micro para cubrir su agenda del día … con la suya, obviamente.
Es más … creo que lo extiendo a todos los jefes de prensa. Pobrecitos… ¿Y qué decir de los que hacen periodismo de oficina? Que son aquellos que se cansaron de lucharla en la calle y que tomaron una buena decisión: cuidar los frejoles.
Mis saludos y felicitaciones por ello … ¡qué suertudos! ¡Cómo olvidarnos de los que entran al periodismo televisivo! Los ventaneros y los de Prensa Libre.
Para algunos: la envidia. Otros, no tanto. Pero también los pobres sufren. Pregúntenle cuando pisan calle sobre su periplo durante un terremoto.
Pobres, pobres periodistas. Pobres ilusos que piensan que ganarán plata con esto. Pobres aquellos que no pueden dormir en las noches porque su conciencia les reprime por ser corruptos. Y pobres aquellos que nos confunden con éstos.
Esta no es una oda ni nada acerca de lo malo que es ser periodista. El periodismo es una enfermedad, en verdad. Una enfermedad degenerativa que te obliga a renunciar a tu bienestar social y personal para crear una nota importante de 45 líneas que luego el editor la reduce a 10 y el director a 5 porque a un anunciante no le gustó que le tiraras dedo.
Pero, ¿saben? ¡Cómo disfrutamos esta enfermedad!

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