miércoles, 9 de noviembre de 2011

Autoengaño, baja autoestima o el síndrome de Pinocho? PRESIDENTE REGIONAL EN LA MIRA

Alguna vez en la vida todos nos hemos valido del autoengaño, como una forma saludable de superar determinadas situaciones que nos pueden afectar; por ejemplo, para cubrir nuestra baja autoestima, para superar el estrés, para aliviar nuestras tensiones o como una estrategia de supervivencia, entre otros. Con esta actitud, se modifica, distorsiona o se cambia la percepción de la realidad por diversas razones, para conseguir ciertos objetivos. Incluso se necesita de la exageración y lograr el máximo de convencimiento asimismo para a su vez convencer a todo un pueblo de esta realidad distorsionada o disfrazada. En consecuencia, el autoengaño puede llegar a ser un trastorno patológico grave cuando se realiza de forma continuada y automática.

Es el caso del Presidente Regional. Él mismo se revienta cuetes en cada reunión que puede. Exagera sus logros. Y hasta cuando la prensa lo hace retroceder asegura que su posición era la misma que sus críticos. Y hasta es capaz de presentar sendas denuncias contra sus opositores o contra quienes trabajaron con él el mismo objetivo, tratando de demostrar su inocencia. Hoy analizaremos un solo caso: el engaño de que su gobierno que está en cuarto lugar en capacidad de gastos. Cosa que esta fuera de toda realidad. Les presento datos oficiales del portal de transparencia del Ministerio de Economía y Finanzas en la consulta de ejecución de gastos de los gobiernos regionales del Perú.



El verdadero lugar de la gestión de Javier Alvarado como presidente regional en capacidad de gastos es el 15° lugar, es decir está de la mitad para abajo. No ha llegado ni al 50 % en ejecución de gastos.

Alguien tiene que bajar de las nubes al ególatra presidente. Su egocentrismo (su “yo” superlativo) que lo caracteriza y define como una persona que cree que sus propias opiniones e intereses son más importantes que las de los demás. Cree que todos buscan o deben buscar lo que él busca (o lo que él ve, en alguna forma, excede en lo que otros ven).

Así que a otro perro con ese hueso de hacernos creer que es el presidente regional más eficiente del Perú y del mundo. Ni sus más cercanos adulones le creen, aunque repiten lo mismo. Cuando fue alcalde de Cañete también decía lo mismo, nunca nos olvidaremos de sus 200 famosas obras en un año que nadie creyó y que alguna vez Liliana Torres cuestionó en un rapto de cólera (aunque por pocos días). Como tampoco se le creyó que le habían premiado por ser el mejor alcalde del Perú. A veces las distinciones se compran, como se compran o se maquillan las cifras. Que el síndrome de Pinocho el egoísmo y la obstinación, la testarudez centrada en uno mismo sin ver ni los sentimientos ni las necesidades de los demás no nos continúe atacando.

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